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Producidos en fincas costarricenses orgánicas certificadas o en fincas con prácticas 100% libres de pesticidas. El tomate es de esos alimentos que más consumimos frescos, y desafortunadamente en su versión convencional, tiene una altísima carga de pesticidas, que generan efectos tanto en el ambiente como en la salud de los que lo producen, y por supuesto, de los que se lo van a comer.
Cuando elegimos un tomate orgánico o libre de pesticidas, elegimos salud y sostenibilidad.
Producido sin pesticidas en la zona de San Carlos, es de esas delicias que hacen la diferencia en nuestro plato y en nuestra salud.