Van muy bien juntos
¡Estos huevos son de los de verdad! como los que comían las abuelas. La yema es distinta a la de cualquier huevo comercial; es más firme, con un color más intenso. Las gallinas viven libres y felices, porque llevan una forma natural de vida, de una manera segura y plena: tienen pico (esto suena algo obvio, pero no lo es, pues a las gallinas comerciales les suelen amputar el pico), caminan, corren y juegan libremente en espacios libres, donde reciben sol y sombra a su gusto, buscan insectos y gusanos, devoran hojas y subproductos de la huerta. De noche duermen seguras en un espacio adecuado, y en la mañana salen de nuevo a expresar su “gallinacidad”. El producto es un huevo de mejor calidad, animales que no necesitan de hormonas ni antibióticos, y que tienen una forma de vida saludable, que se traduce en huevos más saludables para el consumidor, y un entorno muy distinto al de los gallineros industriales. Una parte de los huevos vienen de una finca orgánica en las montañas de Turrialba, y otra parte de otra pequeña granja responsable en las montañas de Coronado.